No hay ninguna duda de que los Celtics caminan en la defensa de vigentes campeones de la NBA en medio del dramatismo y el suspense de sus respectivas series de la Conferencia Este.
Los Celtics ganaron 94-95 en Orlando para poner el 2-2 en su disputada serie y recuperar el factor campo.
Glen Davis, "Big Baby", el hombre al que Kevin Garnett hizo llorar en público tras una bronca, se convirtió anoche en el salvador de su equipo al anotar sobre la bocina la canasta que le dio el triunfo a los Celtics, igualando a 2 la serie ante Orlando y recuperando el factor cancha.
Un dos contra uno de los Magic sobre Paul Pierce, permitió a Davis recibir totalmente libre de marca a 4 metros del aro, y anotar la canasta más importante de su carrera.
Fue una victoria imprescindible para los actuales campeones, ya que salir de Florida con un 1-3 en contra era el pasaporte para unas anticipadas vacaciones.
Los Celtics hicieron un buen partido, mandando en el marcador en muchos momentos aunque sin amplias ventajas, y con una defensa muy inteligente que permitió a Howard anotar con relativa comodidad, pero que dejó a los dos hombres de back court de los Magic (Redick y Alston), con un 2 e 14 en tiros.
El quinteto inicial de Boston anotó 93 de los 95 puntos totales de su equipo, y es que en un partido crucial Doc Rivers se la jugó con sus hombres de confianza,
En Orlando está siendo típico que cuando uno de sus aleros falla, su equipo lo acusa hasta perder el partido. Anoche fue Turkoglu el que no anduvo fino.
Una sola canasta ha cambiado radicalmente el panorama verde, de verse casi eliminado a volver a ser el favorito de la eliminatoria, y es que el sello de campeón no se borra así como así.
(2) Houston Rockets 99 - 87 Los Angeles Lakers (2)
Es muy posible que los Lakers ganen esta serie. Es casi imposible que no lo hagan. Pero perder como ha caído en Houston, un equipo destrozado por las bajas de McGrady, Mutombo y Yao Ming, que llegaba con la moral rota tras su derrota en el tercer encuentro, es sintomático de un equipo que parece no tener la mentalidad necesaria para ser campeón de la NBA. Ningún equipo con esa etiquerta podría permitirse el desatino que ha vivido el equipo angelino.
El exceso de confianza se paga, sobre todo en Play Offs, y eso es lo que le pasó a los Lakers en su cuarto partido ante Houston.
Pues nada más lejos de la realidad. Sin el gigante chino, los Rockets metieron una marcha más a su juego, y comandados por un eléctrico Aaron Brooks pasaron por encima de los atónitos Lakers.
Los hombres de Phil Jackson no le cogieron el pulso al partido en ningún momento y llegaron a estar 29 puntos abajo en un momento del tercer cuarto.
Si en el primer cuarto los locales ya tomaron una buena ventaja (29-16), con un Battier infalible y con Kobe como único laker acertado, al descanso los Rockets ya habían roto el partido (54-36), ante la algarabía general y con su público entregado.
Los Lakers en nada se parecían a los que habían liderado el Oeste con solvencia, y rozaron el ridículo en algunos momentos.
Sólo en el último cuarto pudieron maquillar el resultado (16-33), con un Gasol que anotó 18 puntos en los últimos 12 minutos aprovechando el relax local.
Derek Fisher se vio absolutamente superado por Brooks otra vez, y por ahí pueden encontrar los Rockets el camino.
Mal partido de Lamar Odom (2 puntos) y Trevor Ariza (5).
En los Rockets, mal día en ataque de Ron Artest (4 de 19 en tiros).
Con esta victoria, la serie tiene asegurada 6 partidos, con lo que volverá a Houston. Cuidado, porque un tropiezo de los Lakers en el Staples puede resultar mortal de necesidad.
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